Así podría llamarse esta crónica. Muy al estilo de la novela de García Márquez pero que a cambio de esta, solo está anunciada para el que la vive mediante las abjuraciones en las calles donde todo lo saben, y porque están fraguadas sobre la salud de este y ante los fracasos qué han sido constantes desde que llegó a vivir a Bello Horizonte. Es la historia de una infamia, pues desde que llegó, venía perseguido desde Bogotá por hechos que le sucedieron y lo marcaron como a cualquier delincuente. Y es que hay que decir que todo comenzó en esta misma ciudad que por haber sido un niño autista y por su manera de ser comenzó a crearse una historia que en su momento no entendió y ahora la entiende menos, cuando informantes de calles le van diciendo cuál va a ser el camino dentro de ese raro acontecer de los asesinatos perfectos, porque el autor se va dando cuenta de dichos planes, debido a que al buen entendedor con pocas palabras bastan. En fin comencemos.
Una llegada a un nuevo sitio donde parecía que lo estaban esperando con los brazos abiertos dispuestos a provocar y zaherir, asustar y amedrentar como si fuese el más buscado de la ciudad en la que todo un vecindario que lo conoció de joven estuviera dispuesto a enloquecerlo con diatribas burlescas, como si alguien estuviera pagando por hacerlo, en esos festínes en los que aparecen supuestas autoridades haciéndose los yo no fui, pero dispuestos a colaborar en todo lo necesario, y como no perdió la razón tuvo un buen ataque de itsqsuemia cerebral.
- Tal vez lo conté mal. No se. En fin pudo ser así.
Y comienza en otro laberinto igual o peor de los que ha vivido. Aunque todos lo conocen, se hacen los desentendidos, lo mismo que a Santiago Nasar el personaje principal de la novela que digo, pero de otra manera. En este caso ya no solo juegan con sus coartadas en las calles y con el vecindario, si no con la salud como si hubiera habido una repartición de plata a manos llenas, aunque en este país hay muchos que hacen favores gratis, pagando con esto cualquier otro favor. Favor con favor se paga.
Digamos que Ud. está a gusto con la IPC y con la EPC que le tocó, por la circunstancia de haber sido atendido en un hospital de fama en Bello Horizonte, donde lo atienden bien, permaneciendo allí varios días, y aceptando de paso que lo siguieran atendiendo dejando a Salud Total, que lo atendía y a la cual nunca fue. Así comienza una buena atención de su servicio en cuanto a los problemas de salud de la presión arterial, pero que a raíz de ella los males aparecen y se desarrolla una hernia inguinal, unos problemas de próstata más una infección de un oído que aunque en apariencia fue tratado, esta es la hora que no ha asistido por una equivocación que pudo ser adrede o no. En fin, son muchas cosas que suceden en este servicio de salud donde según parece resultan implicados todos los que intervienen como si estuvieran en contra suya, y como si alguien los enviara a propósito con el inconveniente que un galeno qué lo atendió para lo de la hernia, le dicen que ya no se trata de esta si no de otras más que le aparecieron como si fuera un misterio que todavía no entiende.
Afortunadamente no creemos en brujos ni en el más allá, sino que actuamos basados en esos comportamientos tan sutiles que aunque parezcan mentiras, sutilmente son reales, que uno va descifrando las verdaderas intenciones de los que participan por detalles que le van sucediendo a medida que van tomando decisiones, como si algún particular estuviera interesado en ocasionarle algún daño. Un asesinato perfecto mediante las artes sutiles de las tomas de muestras, de medicamentos que no se entregan, con citas médicas qué no se pueden cumplir, y muchas otras cosas que el autor seguirá contando. Aunque no todas son así como el que las cuenta, y tal como algunos dicen que las brujas no existen, pero que las hay, las hay. (Esta Crónica continuará de acuerdo a las circunstancias ... )
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