Las guerras no son buenas ni siquiera para los que las proponen por cualquier razón. Todos pierden con estas. Así como sucede en la guerra de Ucrania y Rusia. Ambos han perdido, y lo malo es que de una u otra forma nuestro mundo también . Querámoslo, o no. Trastocó los laxos de cooperación y de igualdad entre las naciones y fomentó el derecho del más fuerte a tener la razón. Y no nos digamos mentiras que por debajo de cuerda muchos países han participado para favorecerse de dicha discusión llevada hasta los extremos. Putin sin Zelenski no serían nada. Las ambiciones de Moscú por controlar parte de dicho territorio que considera como suyo por las razones históricas que los atan en donde Kiev fue en otro tiempo la capital de Rusia, y más allá de lo sucedido con la Perestroika que volvió añicos el fracaso socialista, y la supervivencia de Putin por controlar su situación hegemónica en el mar Negro, y por razones de poder chocó con las ambiciones de Zelenski que como un domador de circo no dio su brazo a torcer por lograr el sueño suyo y el de un país que ve con buenos ojos la entrada a occidente, y que lo ha logrado en parte al conseguir la coalición de los países europeos que ansiosos están por un viejo ideal de libertad e igualdad en las antiguas naciones subyugadas por los Zares, Stalin, y toda esa oleada que se dio con la caída del muro de Berlín en que todo cambió precisamente en esa parte del mundo, y que ahora creen ser los redentores ante la intransigencia de los lideres que llevaron a sus pueblos a dichas guerras en las que todos están perdiendo ante una intransigencia de no negociar ningún acuerdo de paz, así sea por sus propias vidas. Lo de Putin ya lo sabemos. Lo Zelenski solo basta recordar que al igual que Trump o parecido a este de ser un artista ambicioso, consiguió el poder en unas elecciones contra un Poroshenko que no previó la influencia de un judío que en su papel de un profesor llegaba a ser gobernante de un pais de ficción, lo llevaría luego a saborear el triunfo personal y llevar a su favor los viejos rencores que existían con la dominación rusa en una franja de Ucrania que fue regalada por Nikita Jushchov en su tiempo, y además de lo que acarreó el hijo de Biden en unos contratos en donde supuestamente estaba la ambición personal de un hijo que no influyó para su llegada a la presidencia, y que este cambio a través del tiempo lo apoye con "Las Bombas Racimos" prohibidas en los protocolos de las guerras por afectar en dado caso a la población civil, y algo parecido a las guerras no convencionales en Colombia con las minas quiebra patas, y que ya llevó a uno de los socios muy cercanos de la Comunidad Europea tal y como lo hizo Inglaterra hace poco, denunciando el mal uso que pueden hacer de estas. Es decir, la continuación de una guerra a todas vistas, injustas. Así son las otras guerras, si se les puede llamar así.
