El regreso de Lula a la presidencia de Brasil

 

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El regreso de Lula a la presidencia de Brasil para enero del 2023 marca un hito histórico por el triunfo sobre Bolsonaro que pretendía llegar a su segundo mandato, y deja así sin sustento todas las ambiciones que tenía, aduciendo del peligro que había de la parcialización del Tribunal Superior Electoral en su contra, y con el que instaba a las fuerzas armadas a ejercer un mayor control en las votacioens electorales; hoy es un hecho de que Lula ha regresado, y con ello aspira a revertir todos los cambios que hizo desde que diera inicio a su gobierno. Y todo ello a pesar de que uno de sus mismos ministros y varios representantes suyos, y los gobernantes de diferentes países ya lo han reconocido como tal, así también el Consejo Electoral que lo declaró vencedor de la segunda vuelta en las elecciones, en una contienda que parecía no tener límites con su postura de entorpecer la posible llegada de Lula al tercer mandato presidencial, luego de poner al estado en su contra, en donde su influencia en los sectores del ala radical de la derecha, la Asamblea de Dios que ostenta la mayor iglesia evángelica de Brasil, más el bombardeo de vídeos con la propaganda de mentiras sobre lo que podría recaer con su llegada nuevamente al poder. No entendió que sus posturas machistas sobre la mujer, la persecución de los indígenas y todas las etnias minoritarias, la devastación en su gobierno de más del 15% de la selva amazónica la mayor fuente de oxigeno del mundo con la tala ilegal de sus bosques, y su posterior entrega de esas tierras a los mal llamados garimperios, la entrega a la corrupción desatada en donde se acusa incluso a uno de sus hijos en la participación de esos oscuros negociados del poder, la destrución de los programas del antiguo gobierno de ayuda a los más necesitados en donde sacó a millones personas de la pobreza extrema, y que al final de su mandato, ya buena parte de la población quería que se fuera del gobierno, dividiendo al país en dos extremos irreconciliables, y que aún así, Lula terminó por ganar por un estrecho margen, acompañado por el vicepresidente Ackim, que en su gobierno fuera su principal enemigo, y que al ofrecer que lo acompañara como su vicepresidente, el representante de una derecha conciliadora que veía tembién mal las actuaciones de Bolsonaro y su proyecto de armar más a los ciudadanos para que la ley del más fuerte se impusiera, abandonó a su partido y participó con este para calmar a los temerosos de un posible mandato suyo, y lograr así el anhelado sueño de un futuro mejor para el Brasil, a pesar de los malos recuerdos que tuvo en el gobierno desarrollista de Dilma Rousseff, y con todo lo que representaron Lava Jato y Odebrecht para que se le diera el famoso impeachment que la destituyó, y su exoneración por el delito que se le acusaba, después de permanecer por más de un año en la cárcel. El regreso de la Bolsa como ayuda para los millones de cidudanos que andan en la pobreza extrema, el derecho a reconocer a los indígenas en el que hacer cotidiano de sus vidas más sus posibles ayudas, el reconocer el cambio climático con todo lo que conlleva la desforestción de la selva amazónica, y la participación de todas las naciones del mundo en la protección del medio ambiente, la fauna, y la flora silvestre, más todo lo que se necesita para que Brasil retome nuevamente las iniciativas en el campo intenacional, terminaron por dar un triufo en las urnas a Lula Da Silva. Los peligros que todavía encarna Bolsonaro para con lo que representa el futuro gobierno todavía se ven reflejados en no dar el reconocimiento como tal de su triunfo electoral, o participar en la entrega de su mandato a su sucesor, en contravía a lo ofrecido por Lula de gobernar para todos los brasileros sin distinción de razas y credos religiosos, y por fortalecer nuevamente la protección de la selva como recurso invaluable de toda la humanidad, y lograr la paz en su territorio como en el mundo, parece que todavía no bastan para que el representante de una derecha recalcitrante reconozca el fracazo de sus políticas.