Cuando la realidad supera a las ficciones

 - Lo tiene amarrado. Oí que dijo.

O guardado, mejor dicho. Escucha que dice un vecino a popósito, cuando pasa cerca, por aquel callejón en donde uno respira el aire libre. Y sin embargo eso me recuerda a "Crimen y castigo", una novela de Fiódor Dostowievski que vivió entre 1.821 y 1.861, y otras cosas que le han sucedido en el transcurso de su vida, tales como que si tuviera un blog por publicar, y este o estos ya lo han leido, como el del que el autor acaba de publicar, titulado "Un enemigo oculto". Pues los leen sin publicarlos, así lo ha comprobado muchas veces, pues son abusivos a sabiendas que eso es un delito. En la primera, es lo que sucede con aquel personaje inventado por el novelista y su odisea para enfrentar un crimen cometido sobre una aguiotista de esos tiempos, y que a través de la narración nos va dilucidando todas las formas de pensamiento de los personajes cercanos sobre estos casos, y del cual termina purgando el crimen en donde se ven enredados los familiares, y amigos con los cuales ha tratado, más el remordimiento y arrepentimiento de haber cometido el delito sobre la prestamista y su sobrrina que murió también; y en la segunda son esos trabajos sutiles que las gentes van creando alrededor de una persona, y que como esos extraños trabajos de policía tratan de intimidar, y sojuzgar a otro con trampas sicológicas que van desde altercados, provocaciones, y muchas actitudes que en grupo estos personajes crean alrdedor suyo, y en las que intervienen idiotas útiles. Alardean. Como en el caso de un escritor, que se inventa el nombre de una persona y con ella desarrolla toda una trama, mientras otros sobre otra persona que por tener el mismo nombre del personaje, se inventan otras, achacándole el muerto al que lo escribió, y en donde la ficción la terminan convirtiendo en realidad con miles de vericuetos y tratamientos sugestivos en donde estos resultan agraviando al que lo escribió, que con el tiempo termina por informarse que teniendo un nombre común, resultan supuestamente ofendidos sin ser cierto, La fición termina por convertirse en realidad sobre hechos que ni ha contado, ni se los imaginó, pero a otros le hacen creer que son ciertos. Actúan como brujos, y en ese tipo de trabajos le van saliendo muchos más actores presumiendo que lo que dijo en una parte sobre otro personaje, es sobre sutano, perencejo o menganejo, y terminan enredando todo, como queriendo enloquecer o asustar al creador de la zaga, creándole enemigos que en algún momento pueden llegar a zaherirle. Y mucho más cuando Ud. escribe un blog que no publica y lo tiene guardado. Ahí otros que permanecen atentos a lo que escribe por internet en esa rara cotidianidad en donde llega el momento que se le olvida, y los que hurgan en esas penumbras que se dan, se lo recuerdan después con algún hecho sucedido a un familiar, o a alguna persona cercana suya, como si fuera un trofeo en esas persecuciones que se dan por cada que escribe algo, y que siendo particulares parecieran que fueran de esos trabajos que llamamos policíacos sin serlo, porque lo único que buscan es desestabilizar emocionalmente con el fin de destruir a dicha persona. Así son los enemigos baratos que le van saliendo hasta que llega el momento en que Ud. cae por un derrame cerebral, o por una caida aparatosa, al tratar de evadir a una persona en la que creyó que algo le quería hacer, y porque lo tenían, o lo tienen paranoico. Asesinatos perfectos. Así la realidad termina por sobrepasar las ficciones, que fueron pura creación mental, especulaciones en que da rienda suelta a la libertad de escribir, pero que el que lo hace tiene un estigma del que se aprovechan estos vivarachos que rondan por las calles, inventándoles su muerto, o a él mismo, si es del caso. 

Y creo que no es el único. Leí por ahi, en las redes sociales sobre otro autor tolimense que escribió una novela llevada al cine, que tuvo que soportar durante varios años la odisea de ser perseguido por otros; pero no a ser perseguido por lo que piensa un autor que lo guarda en un blog sin publicar. Es una lástima que existan esas calañas mentales, en vez de dedicarse a a realizarse en lo suyo. A no ser que vivan de eso. Algún legado oculto, que el autor no sabe. Pero de todo eso, hay en la viña del señor. O cuando la realidad supera a las ficciones. Así de sencillo. A no ser, que sean puras imaginaciones del que cuenta estas historias. No sé.