Cuando la realidad supera a las ficciones 2

Una nueva zaga de personajes que andan mirando a otros a ver qué hacen. Son posiblemente de la nueva generación, surgida a raiz de los dos últimos blogs, uno en esta misma página, y otro en "Ibagué y su gente del Tolima" y que ponen en alerta a personas que no tienen nada que ver con este tipo de trabajos de vecinos ociosos con una rara particularidad, que son como si fuesen los dueños de las vigilancias privadas. No les gusta un vecino, y he ahí con lo que resultamos. Uno se siente vigilado a cuenta gratis por otros. Pero de eso no se trata. Que lo vigilen a uno, está bien, pero que con esto, estén enviando sus mensajes subliminales, muy maluco. ¿No? ¿Qué tal un atracaco? ¿'Y por qué? ¿A cuenta de quién? Enamorados de los bobos, digo yo. Decía en el anteror, de cómo la realidad termina por superar a las ficciones, que siendo irreales, por esas circunstancias de vecindades casuales y otro tipo de trabajos de caracter sicológico, se convierten en reales. Así como lo dijo Göbbels en su momento: "Una mentira mil veces repetida, termina por convertirse en realidad". Estas vecinas que le envían mensajes cifrados con sus posturas, utilizan la complacencia de otros, que tras bambalinas pretenden sugerir una provocación, muy sutil, que solo ellas y el bobo lo saben. Y lo hacen con el fin de amedrentar. Vaya casualidad de casualidades. Y todas tan contentas y risueñas. A veces creo que están confundidas, y que según parece no tienen a quién más enredar con sus lenguitas que las mueven sin ton ni son. Una historia muy suigeneris que comenzó hace más de 20 años y que aún siguen haciendo como si el mundo no hubiera cambiado. Y hoy me doy cuenta. Iba por Ambalá a visitar una cliente, y de pronto me topo con un desconocido y me mira como asustado al verme, y me saluda así no más.Yo le contesto, pero me deja intrigado; luego al rato, ya en el centro, voy caminando en la búsqueda de una mercancía y me encuentro con uno apaisado que ofrece una lotería a un cliente, y se queda mirándome tal y como lo hacen los vigilantes que durante años de años lo han hecho, y tras esos sucesos aparece la vecina que digo, como en son de vigilancia tal y como vi a otra vecina toda sentadita, y curioseando, como quién no quiere la cosa. Son coincidencias, y parecidas a una historia de hace muchos años, en la época que viví  en Bello Horizonte cuando regresé a vivir un año, haciendo algo parecido a lo que dijo en una anécdota de Gabo sobre cuando era feliz y pobre e indocumentado, vaya que ejemplo tan cursi, con esas comparaciones, porque sigo siendo pobre y vigilado como si fuese alguien importante, sin serlo. Con vecinos así, para qué vecinos. Si, una nueva generación de cruacks cruacks rondando y vigilando, y entre estos al pobre bobo, y.... La foto mía la tienen desde que nací y todavía no sabemos porqué. Será de familia o de alguna generación perdida. No creo, en esas historias. Se parecen más a... Bueno, algún legado oculto, y lo demás son puras apariencias. Aunque se parecen a los trabajos policivos que de alguna forma tratan de desestabilizar a una persona, en donde un golpe con una caida aparatosa, o la alta subida de la tensión que terminó por dejar medio cuerpo dormido, y toda una alegoría de fiestas de otros complacidos en parte, y aburridos por no verlo más mal de lo que quedó, mientras convierten al personaje en cuestión en  un divertimento; en fin, trabajos muy sutiles en donde actúan varios personajes a la vez. Uno para todos y todos para uno.  Son como las celestinas que hablan y hablan buscándole la caida al paciente, como si se fueran a ganar un premio de bobos. Indolentes con el vecindario que no les importa sino tan solo en lo que se puedan ganar, cosa que no creo, pero han actuado como si hubiera algún billete extraviado, y del que lo dudo mucho. 

Sus montajes que son parecidos a los que digo policíacos, como si les debiera algo, y no. Trampas que de  alguna forma nos han perjudicado. Eso me recuerda de otra historia que sucedió hace muchos años, aquí mismo, cuando vine a vivir durante un año en esta ciudad paradísiaca que algunos llaman la ciudad de Bello Horizonte, porque el firmamento se ve tan perfecto y atractivo que nada hay que impida disfrutarlo, pero por dentro hay otros horizontes más enredados que solo los que lo han vivido, sabrían del mal que se les puede ocasionar. O a una presona en particular.