México entre el Muro y la violencia Narco


Ser vecino del hermano mayor, implica que este es el que decide en parte la relación que existe entre los dos. Así son los mejicanos respecto de los estadounidenses. El hermano mayor decide, y el otro tiene que hacer lo que diga este. Una relación que por su cercanía, a pesar de las diferencias entre sus orígenes, está marcada desde su independencia, que conllevó a que este le cediera el 14% del área total de los Estados Unidos, y que representaron más de la mitad de su actual territorio cuando acordaron tras 38 años de revueltas mexicanas libradas por su independencia de España, mediante la firma del tratado de Guadalupe-Hidalgo adonde le cedió Nuevo México y Alta California teniendo como frontera entre los dos estados el Río Grande o Bravo, a cambio de una indemnización; y obligados ante la toma de las tropas norteamericanas de la entrada a ciudad de México. Hacía parte de esa colonización fraguada al calor de la guerra por su independencia, que a falta de  su dominio sobre las tierras liberadas del coloniaje español, propiciara el asentamiento de inmigrantes vendiendo tierras a crédito con exención de impuestos y de aduanas durante cinco años para sostener su maltrecha economía después de once años de guerra de liberación en ese vasto  territorio del norte, mediante la cual ofrecía la nacionalidad mejicana a todos los que llegasen a colonizar las Californias, Nuevo México y Texas, adonde multitudes de colonos estadounidenses. llegaron a construir sus sueños agrarios en medio de ese otro sueño que ha representado "El Sueño Americano".

Una relación que con los años ha permitido que las dos economías florezcan entre las satisfacciones de unos y de otros, por un mejor bienestar para ambas naciones, que vino a ser entorpecida por el supuesto deterioro económico de los granjeros norteamericanos ante la creciente oleada de inmigrantes ilegales no solo de México y Centroamérica y Latinos en general, que a través de la red de los ferrocarriles de carga -"La Bestia"- cubren las fronteras de sur a norte de este país y que por trochas y otras sendas fronterizas entre los dos estados, entran miles de emigrantes que van a realizar sus sueños, y que con la llegada de Trump al poder, ha ensombrecido más unas relaciones qué preciadas de las mejores por el desarrollo económico y comercial entre Canadá, México, y los Estados Unidos de Norteamérica para el repunte de la economía global que ocasionó también la instalación de las grandes factorías de las grandes industrias monopólicas en otros países para conseguir mano de obra barata; y debido también al consumo interno de la droga y el trabajo de los emigrantes que han sido participes del desarrollo económico y social que hoy vive esa gran nación que -según dicen ellos mismos- es la abanderada de la democracia en el mundo.

Y en medio de estas últimas relaciones tormentosas la llegada al poder de un presidente que como Trump ha basado su política en lo anti-inmigrante y en el proteccionismo de estado, aduciendo que todos los males o empobrecimiento que existe en muchas regiones rurales se deben a la mano de obra barata de los extranjeros, y la política de buscar instalar en otros países sus grandes empresas para hacer lo mismo, achacándole de paso el racismo anti-mexicano por permitir la oleada de latinos que van tras el sueño americano. Solo hasta ahora caló en el subconsciente de las grandes masas empobrecidas norteamericanas por las malas políticas económicas internas cuando en la crisis que sacudió al sector financiero con las hipotecas dieron al traste con la idea de que todo marchaba bien ante la quiebra de miles de ahorradores, y mostró las fallas de la desigualdad social en la gran potencia, en algo parecido a la crisis de La Gran Depresión del capitalismo del 29 del siglo pasado que desencadenó unos pocos años después La Segunda Guerra Mundial.

El regreso del Partido Revolucionario Institucional -P.R.I.- al poder encabezado por Enrique Peña Nieto generaron las expectativas que venían con las políticas de un mundo globalizado que hacía del libre mercado internacional como la panacea del modelo económico que este país continuaría por la senda escogida con el Tratado del Libre Comercio generando más recursos para los países involucrados que mediante los acuerdos de los bajos aranceles  y la libre circulación de las mercancías lograrían que este tratado movilizara más bienes entre Canadá, Estados Unidos y México que como estado acababa de generar una guerra sin cuartel contra los carteles de las drogas que acumularon más poder y riquezas en el gobierno de Vicente Fox que hasta ese momento fue el único opositor que con el Partido de Acción Nacional -P.A.N.-lograra luego de 72 años de gobierno del P.R.I. acceder por primera vez al poder del gobierno.

México que como gran parte de los países del hemisferio no ha estado exento de la violencia con la nueva política del anterior mandatario de hacerle la guerra a los carteles de la droga generó otra ola violencia más radical por parte de este comercio que ha florecido gracias a la no legalización de esta por parte de los países consumidores que como los de Europa y los Estados Unidos por tener unos mayores apreciaciones de sus valores monetarios respecto de los países subdesarrollados, han logrado sus grandes ganancias con este comercio ilícito, gracias a la connivencia de un mercado que atravesando fronteras mediante la corrupción de los gobiernos y sus fuerzas policiales ha permeado las estructuras políticas y sociales de todos los países, y sigue floreciendo sin que la violencia ceda ante las grandes ganancias que generan en los diversos estratos sociales por donde se mueva este mercado.

Una Violencia Narco que quiso impedir Fox utilizando al ejército como fuerza represora, y que Peña Nieto ahora utiliza mediante la ley que legaliza a dicho cuerpo gubernamental para que permanezca en las calles, mientras vulnera -según dicen sus críticos- fundamentales derechos ciudadanos, ante la carencia de una policía única y efectiva que defienda a la ley de las instituciones de un gobierno sumido en una amplia corrupción que abarca a grandes capas sociales que desdibuja todo lo que se haga para combatir a los carteles que al perder a sus jefes que durante mucho tiempo estuvieron amasando fortunas, se están multiplicando en diferentes reductos que continúan con el mercado inescrupuloso, tanto así, que los grandes medios de comunicación ubican a este país hermano como el tercer productor mundial de heroína que junto con la coca siembran nuevos vientos de guerras internas y fratricidas por manejar el mercado mundial.

A esto se suma el vano intento de desnacionalizar el Petróleo para que las trans-nacionales pudieran participar de los recursos naturales que le dieron el mayor sostén económico y de desarrollo en su economía, basados en la nacionalización de este recurso no renovable en el gobierno de Lázaro Cárdenas, la caída de los precios del petróleo y la producción mediante el fracking que ya han convertido a los Estados Unidos en uno de los mayores productores de este, han hecho que el fracaso de su proyecto de gobierno, mucho más cuando Trump con sus política de América Primero pretende atizar el nacionalismo norteamericano a costa del hermano menor  a quien le achaca todos sus problemas internos, que hoy está en la mira de esta hojarasca ante la construcción del Muro que pretende construir en la frontera con México, que afectara las relaciones sociales y económicas no solo con los hermanos mexicanos, sino con todos los latinos y las demás corrientes sociales que abogan contra toda clase de proteccionismos a costa de persecuciones racistas a pesar del aparente apreciación del dólar y de su producción.

En fin, México está inmerso entre el Muro de Trump y la Guerra contra el Narco fuera del desbarajuste de su economía a que pudiera llegar.