Todos daban por sentado que el candidato oficial del actual gobierno de Bachelet -Alejandro Guillier- sería derrotado por Piñera que para los chilenos representa la llegada nuevamente al poder de los llamados representantes de la derecha sin ningún contra tiempo, porque según las encuestas las reformas que impulsaba Bachelet tenían sus detractores que no las compartían, tanto así que el aborto y la educación gratuita como lo propusieron los estudiantes que movilizaron en el 2.011 a la mayor parte de la población no pudieron realizarse tal y como lo querían. El gobierno tuvo que echar atrás las propuestas tal y como la querían los estudiantes y los seguidores del aborto, lo mismo que el matrimonio libre y la ley de pensiones que prometió como candidata, ha quedado en veremos ante una oposición que se opuso a las reformas que ofrecidas, además de la inconformidad de la opinión pública contra su hijo y esposa que usaron las prebendas del poder para hacer negociados y enriquecerse.
Las encuestas decían que Piñera regresaría al poder debido al desencanto público por Bachelet y el candidato oficial, cuando en realidad en las urnas se demostró a pesar de todo, que la tendencia por los cambios sociales era mucho más de lo que se pensaba. Los chilenos no quieren más seguir la ruta neoliberal que se impuso tras la caída de la dictadura y que atrajo a inmigrantes por los logros económicos que lo convirtieron en el paraíso de toda america Latina, porque como un espejismo solo termino beneficiando a una minoría que solo representa el 20% del país, mientras la población sufre los rigores de la miseria en medio de una clase media que como los estudiantes y otros sectores exigían el derecho a la educación pública.
El surgimiento de la fuerza de la izquierda alternativa que encabeza la periodista Beatriz Sánchez del movimiento del Frente Amplio a donde muchos de sus simpatizantes surgieron de las revueltas estudiantiles por los cambios en el 2.011, y que en su mayoría son jóvenes que no pudieron participar para ser elegidos en las urnas por sus escasas edades, refleja el grado de descontento no solo con los seguidores de Bachelet, sino de Piñera que representa la continuidad de un Chile que brillando en el firmamento por su aparente desarrollo y progreso económico, en lo social deja mucho por desear por que el boom que representó la dictadura de Pinochet solo sirvió para el enriquecimiento de unos pocos en desmedro de la gran mayoría.
Y si todo sigue como va, el tácito apoyo que el Frente Amplio le pueda dar a los seguidores de la izquierda que siempre ha figurado al lado de Bachelet y Guillier, todo lo que se preveía acerca de la toma de la derecha en América Latina, se diluirían por lo menos en Chile, un país que es el reflejo las paradojas históricas de lo vivido en nuestro continente. De suceder el triunfo de Piñera, se demostraría que Chile sufre las vivencias reales de un paraíso frustrado.
